4 sept. 2006

CUENTO EN EL AVILA: la marabunta



Eran las cuatro de la tarde y Tomás insistía en subir. Teresa se vistió de deporte con pesadez pero lo hizo porque temía la mala cara de Tomás y porque en verdad pensaba que quizá el esfuerzo de la subida le quitaría la sensación de cargar con una piedra dentro del cuerpo. Siempre era así y al final Teresa le daba gracias a su voluntad o a la voluntad de Tomás por haberla precisado. En la cumbre Teresa siempre era feliz.
Iniciaron el ascenso y Tomás notó enseguida la debilidad de su novia. Comenzó entonces su terapia verbal de montañista o rescatista, a fin de cuentas, cualquiera de los dos discurso funcionaba para fortalecer a Teresa. “Siente que tus piernas son dos motores”, “respira con control”, “utiliza toda la planta del pie”, “olvídate de los pensamientos negativos” y la que nunca faltaba: “tu puedes!!!”. Estas frases ejercían un efecto casi mágico en aquella chica. (Por eso Teresa adoraba subir con Tomás porque sabía que ningunas otras palabras la reconfortaban y le daban más poder que las de su novio.)
Teresa hacía un esfuerzo pero estaba controlada y sabía que iba a lograrlo. En el camino vertical pensaba o más bien era testigo del torbellino de ideas, recuerdos y fantasias que pasaban por su cabeza. Esta era una herramienta efectiva que ella utilizaba para no darse cuenta de cuánto camino faltaba para llegar hasta arriba. Lo mismo hacía Tomás pero sus pensamientos eran mucho menos noveleros que los de Teresa. Él pensaba en que no había traido la linterna por si se les hacía de noche, en que tenía que reparar la bicicleta para salir de excursion, en qué bonitas piernas tenía Teresa, en qué piernas tan ricas había visto el otro dia por Los Dos Caminos, en qué detallista era Teresa con sus regalos extraños que le hacía, en que habían ya pasado dos semanas sin poder hacer el amor, en que debería hacerse rico para poderse comprar un apartamento para así poder hacer el amor más seguido con Teresa, pensaba en que definitivamente llamaría a su primera hija Alegría y al segundo Jon Pol, a pesar de lo que dijese Teresa de querer tener si acaso sólo un hijo, que él sabría convencerla más adelante, que ese era su sueño y punto, que qué bolas el monte cómo había crecido en el camino de subida, que ya ese guarda-parques no hacía su trabajo, que él podría ser guarda-parques y vivir feliz con Teresa en la montaña con mil quinientos carajitos, un venado y tres gatos y rescatar a imprudentes montañistas y salir y fumar un porrito todas las noches en medio de aquel paisaje…
Sumergido en sus pensamientos a penas reparó que se le había adelantado a Teresa por un buen trecho en el camino. Ya estaba oscureciendo y se detuvo a ver dónde había quedado su novia. Le silvó el silvido clásico de ellos, el de búsqueda, el de distancia y enseguida escuchó la respuesta de Teresa quien se había quedado bastante más atrás que Tomás. Después del silvido Teresa le gritó entre jadeos a Tomás que siguiera, que no se parara, que ella iba bien, que tranquil! Tomás la divisó a lo lejos y decidió continuar con el camino y con sus pensamientos.
Tomás comenzó a trotar el ultimo trecho como siempre lo hacía . Ahora se acordaba de aquella vez que los atracaron y le quitaron el carro a Teresa, en cómo gritaba y lloraba ella del pánico y de la rabia, en lo paranoica que se había vuelto Teresa desde aquella vez, en las peleas que habían tenido por las historias y películas que se hacía ella en su cabeza de robos y asesinatos multiples, que quizá tenía razón, que ya Caracas estaba muy heavy, que quizá debería aprender a usar un arma o tenerla por si acaso, o que mejor no porque había escuchado del amigo de un pana que lo habían matado unos malandros por defenderse con su arma, que quería ver la película “Muerte Súbita” que estaba en carteleras y terminar por fin de ver los últimos dos capítulos de 24 horas que estaba tan buena, que qué bolas ese Jack Bauer que siempre se salvaba de todo y mataba a todos sus enemigos sin compasion alguna, que qué ejemplos tan chimbos estaban dando a los televidentes, que la sociedad norteamericana está hecha mierda con tanto asesinato de tanto loco suelto, que allá deben estar peor que nosotros porque allá hasta los pelaitos son los que matan a otros niños, que cómo pueden matar así pana!!, “uff! Ya llegue!”
Ya era de noche y Tomás caminó en círculos en el tope del tanque para normalizar su respiración como siempre lo hacía. Luego estuvo calmado y se acercó hasta un grifo a tomar agua. Fue cuando sintió el frío del agua en su garganta que se acordó de Teresa. Se levantó a ver si venía cerca pero pensó que quizá llegaría en unos minutos , los mismos minutos después en los que siempre llegaba Teresa. Tomás se sentó a quitarse las medias y los zapatos. Se acostó en el asfalto del tanque y contemplo la noche estrellada. Volteó la cabeza hacia el camino a ver si Teresa se acercaba pero no veía nada por lo cual decidió levatarse y caminar unos pasos de regreso para ver por dónde iba. Desde esa altura podia divisarse un buen trecho de camino en ascenso y Tomás no veía a Teresa ni cerca, ni lejos, ni en el medio. Silvó el silvido de búsqueda pero no escuchó respuesta alguna. Tomás pensó que quizá se había parado a tomar aire o se había cansado, que cuántas veces le ha dicho que pararse en el camino cansa más, que qué terca, que en verdad ella nunca se para aunque esté exhausta, que y si le dió asma? , que si habrá traido la bombona…
De pronto tuvo la sensación de que nada de eso estaba pasando realmente y comenzó a preocuparse. Se regresó rápido a ponerse los zapatos como pudo sin siquiera tener tiempo de amarrarlos o ponerse las medias: sólo pensaba en que por qué Teresa se tardaba tanto coño!
Tomás caminaba lo más rápido que podia tropesándose de vez en cuando con las trenzas de sus zapatos las cuales no había podido amarrar. Mil quinientas imagines se le pasaban a Tomás por la cabeza y su respiración se hacía cada vez más acelerada aun más cuando escuchó a lo lejos las carcajadas de un hombre. A partir de ese momento surgió en Tomás un instinto felino animal e irrovacable. Decidió deshacerse de sus zapatos de montaña y continuar corriendo descalzo. Tomás llegó hasta unos pequeños matorrales a través de los cuales se veía el resto del camino hacia abajo. Fue entonces cuando vió entre la oscuridad y las sombras de la noche a Teresa rodeada por dos hombres, uno de los cuales se reía a carcagadas y se le acercaba a Teresa. Enseguida y sin pensarlo mucho, Tomás tomó las primeras dos peñonas que encontró a su alrededro y acercó una rama fuerte. Su respiración estaba disparada y sudaba mucho más que en la subida. Estaba dispuesto a matar aquellos dos hombres que parecían que pronto iban a atacar a Teresa. Una de sus manos tomó con fuerza una de las peñonas y la lanzó con todas sus fuerzas a uno de los hombres. En una actitud casi felina, Tomás cogió la rama fuerte y echo a correr hacia los hombres. Tomó la rama con todas sus fuerzas y comenzó a golpear a uno de los hombres. Lo golpeó uno y otra vez sin parar, frenético de ira. El otro hombre le gritaba que parara, que ya! Tomás no veía nada, sólo sentía la ira, la adrenalina, el instinto de defender; nada más cabía en su cabeza en ese momento. De pronto escuchó que uno de los hombres gritó el nombre de Teresa. En ese momento todo se congeló para Tomás. Volteó y en verdad lo que veía estaba relentado como el slow motion de una película. Fue hasta ese momento cuando vio a uno de los hombres tomando el cuerpo acostado de Teresa. Tomás vislumbró el rostro de aquel hombre: era un amigo de Teresa que sostenía la cabeza ensangrentada de ella. Tomás no podia creer lo que veía! A lado del cuerpo convulsionante de su novia yacía la peñona que minutos antes había lanzado con todas sus fuerzas y que por error había chocado contra el cráneo de Teresa. Los gritos de los amigos de Teresa eran escuchados por Tomás sólo como un eco lejano: estaba completamente paralizado y en shock. Vió como el cuerpo de Teresa dejó de convulsionar, cómo perdía sangre y más sangre, cómo se paralizó en el ultimo aliento de vida, cómo sus amigos se la montaron en el hombro como pudieron y la bajaron hasta desaparecer de la vista de él. Tomás estaba petrificado del impacto sin poder moverse, como si se hubiese bebido la miel del cuento aquel de Horacio Quiroga el cual había leido días antes y que cuenta cómo un hombre quedó paralizado por una miel silvestre hasta ser comido vivo por una plaga llamada la marabunta o la corrección. La marabunta de aquella ficción se hacía real en la vida de Tomás en ese momento infinito e interminable. Tomás estaba de rodillas, petrificado, viendo como la incorregible marabunta invisible del dolor y de la agonía se llevaba frente a sus ojos su bienestar, su vida, su futuro. De Tomás no quedó nada esa noche. La Marabunta del destino arrasó hasta con su alma.



Daniela Bascopé

(nombres de personajes cortesía de Milán Kundera y su insoportable levedad del ser)

SUBJETIVA



Quise un día ser risa y archipiélago
para navegar en el mar de lo abstracto
lo efímero y lo impalpable

Me vestí de valentía y coraje
para caminar por el revés del mundo
y enfrentarme con la verdad
que es una y son miles.

Me transformé en las mil caras
con las que vive el artista
y simulé que volaba
contemplando un instante...
...el instante...

Y entonces, cuando me cansé de fingir
que la había encontrado,
cuando caí vencida y agotada por la lucha
que había emprendido mi espíritu,
se encendió una luz inaudita
y me convertí en el pájaro
que vuela sobre el mundo de ensueños
y que vive como centro y segundo



¿Dónde estabas locura?

20 abr. 2006

PARPADOS ENTREABIERTOS (cuento)




Abrió los ojos.

La luz comenzó a entrar a través de los párpados que apenas dejaban ver las formas de la habitación; un cuadro colgando en la pared, una ventana grande entrecerrada con cortinas espesas, la puertaentreabierta de un baño y más aca, una cama grande y desarreglada en donde ella yacía aun acostada.

Comenzó a espabilarse poco a poco y volteó suavemente la cabeza hasta un tumulto de sábanas que reposaban a su lado. Quedó paralizada un instante y sin saber qué había debajo de esta montaña de telas enredadas decidió levantar cuidadosamente una esquina de cubrecamas con una de sus manos. El cuerpo semidesnudo de un hombre trigueño que permanecía aparentemente dormido, le heló la sien y la hizo saltar asustada a un rincón de la habitación. Vió a su alrededor como tratando de identificar que todavía se le hacía desconocido. Tratando de identificarlo, paseó rápida la mirada por el cuerpo del hombre semicubierto pero con el pasar de los segundos, su mente se sentía más y mñas perdida en el tumulto sin nombre y en el espacio infinito.

-¿Dónde estoy?- Pensó- ¿Quién es este hombre?. ¿Qué hago aquí?. ¿Cómo llegué hasta aquí?, ¿Me habré emborrachado y entonces...?

- ¿Dónde estoy?!!- Esta vez murmuró

Los nervios comenzaron a apoderarse de la mente y las preguntas se multiplicaban como hormigas saliendo del madrigal. Volteó la cabeza hacia su propio cuerpo y se dió cuenta que tenía puesto un mono y una franelilla blanca con la foto impresa de tres niñas bastante parecidas entre ellas. Sin reconocer a ninguna de estas caras, decidió dirigirse hasta el baño con la esperanza de que un poco de agua en el rostro le devolverían el aliento y la memoria. Repetida y abundante agua helada sobre su cara y su pelo, ahora empapados, le devolvieron un poco la cordura. Así. más tranquila y dispuesta a resolver la situación, levantó el torso hasta quedar con la cara frente al pequeño espejo de baño. Los ojos detallaron su propio reflejo y comenzaron a recorrer todo el rostro húmedo que poco a poco, e irremediablemente, transformaba la expresión. De inmediato un hilo de terror puntiagudo y escalofriante recorrió nuevamente la sien pero esta vez con mayor intensidad. Comenzó a lejarse del espejo despavorida y más asustada por lo que estaba comprendiendo: ni siquiera podía acordarse de su propia cara! No sabía quién era! El pavor de verse el rostro y sentirse ajena, distante, extraña, la alejo y casi la expulsó del baño. Las gotas de agua ahora eran sudor. Se aferró a la idea de que todo debía tener una explicación , quizá estaba drogada! quizá estaba soñando!

Enseguida se metió en la cama con la esperanza de que al dormirse y despertarse de nuevo, se daría cuenta de que todo había sido una pesadilla.Cerró los ojos y respiró profundo para retomar la calma, pero la idea de que un desconocido reposaba a su lado, imposibilitaba aun más la tarea. De pronto, el brazo del hombre se desplazó hacia ella hasta rozar su abdomen y entonces, presa del sobresalto, volvió a correr uno de los rincones de la habitación. Su corazón latía más fuerte que nunca y ahora no sabía qué hacer. Con la mirada buscó a su alrededor y vio una maleta grande y gris hacia la cual se dirigió. Sus manos abrieron el cierre sigilosamente. Ropa, dinero, una botella de ron y un pasaporte. Este último llamó su atención. Comenzó a revisar página por página hasta encontrar un nombre y una foto: Fernando Tabares, trigueño de uno 45 años de edad de expresión extraña. -Es él: seguro es él! - pensó. De pronto, un moviento inesperado del hombre bajo las sábanas causó el sobresalto de ella. Se agachó y vió debajo de la cama una cartera. Deslizó su cuerpo debajo de la cama pero su mano no alcanzaba el objeto preciado. Se empujó con los pies más hacia dentro hasta quedar con medio cuerpo debajo de la cama. Su mano izquierda alcanzó la cartera y rápidamente salió de espacio entre le suelo y la cama. Cuando se disponía a abrir la cartera la voz ronca del hombre murmuró:

-¿Qué haces?

Ella quedó paralizada y muda del susto

-Vuelve a la cama!- Dijo él.

La garganta aun petrificada por el miedo, logró emitir un sonido parecido a una palabra.

- Voy...

Sus piernas temblorosas hicieron un esfuerzo supremo por incorporarse y caminar hasta la cama. Sus músculos fríos y tiesos se metieron de nuevo entre las sábanas y resignada a no encontrar respuesta alguna comenzó a llorar sigilosamente. Se sentía sola, perdidad, desamparada, sin cara, sin nombre, sin vida ...sola.

El agotamiento y la acumulación de emociones fueron poco a poco cerrándole los párpados. Quedó profundamente dormida.

Abrió los ojos.

La luz comenzó a entrar a través de los párpados que apenas dejaban ver las formas de la habitación; un cuadro colgando en la pared, una ventana grande entrecerrada con cortinas espesas, la puertaentreabierta de un baño y más aca, una cama grande y desarreglada en donde ella yacía aun acostada.

La puerta entreabierta del baño dejaba ver medio cuerpo de un hombre orinando.

-Francisco- Dijo ella.

- Levántate María que si no perdemos el tren a Praga. ¿LLamaste ayer a las niñas?

- No- dijo ella

- LLámalas, sabes como se pone Rocío cuando no llamamos, después se pone a atormentar a tu mamá. Me voy a bañar, sácame algo que ponerme.

Francisco entró a la ducha y María entro al baño. Con sus dos manos frotó agua helada sobre su rostro y se incorporó hasta quedar frente al pequeño espejo de baño. Era ella misma! Estaba allí, en el espejo! Por fin se había encontrado! Estaba de vacaciones con su esposo con el que tenía casada más de veinticinco años. La foto de las tre niñas en la franelilla era la de sus hijas quienes le habían regalado la franelilla a su madre para que en su ausencia se recordara que la querían.

-María de Tabares- Murmuró ella.

-¿Qué?- Preguntó Francisco.

-Nada, que no te gastes toda el agua caliente. Voy a llamar a Caracas.

ARTICULO 22 DE LA LEY UNIVERSAL:


... y aquel que esté ciego
en el alma y en el espíritu,
estará condenado a cruzar los senderos
del inexorable destino...

EL MIEDO A PROFUNDIZAR (ensayo publicado en la revista venezolana ZERO)


Las palabras son líneas con formas y sonidos que representan algo que sentimos y percibimos del mundo exterior. La combinación entre ellas resulta en una fórmula que nos aproxima al mundo que creemos conocer. Por ejemplo, la palabra “Amor” se refiere a un sentimiento que el ser humano cree entender pero ¿cómo saber si la palabra “Amor” a la que se refiere una persona es la que tiene registrada otra persona en su cabeza? ¿Cómo saber si la palabra “Dolor” se dimensiona de la misma forma en una u otra persona? ¿Cómo comprobar que realmente nos comunicamos con las palabras y de ser así cómo saber que nos referimos a lo mismo?
Aquí se encuentra el infinito misterio del lenguaje, sus complicaciones, sus caminos, sus limitaciones y sus posibilidades.
Cuando conversamos damos por sentado que existe un intercambio tácito de información, asumimos que el otro entiende lo que decimos y que a su vez entendemos lo que el otro nos dice. Asentimos ante cosas con las que estamos de acuerdo y negamos ante lo que nos resulta incongruente. Establecemos un sistema de significantes y significados desde muy niños y lo estructuramos como una conformación sólida y por lo general inmutable, de la que nos valemos el resto de nuestra vida para comunicarnos.
Es imprescindible mencionar que existe una relación directa y dependiente entre el aprendizaje y la experiencia personal, y el significado que le adherimos a las palabras. Volviendo al ejemplo anterior; supongamos que A vivió una experiencia tranquila y agradable con una persona, la quiso, se casó y vivió el resto de su vida con esta . Para A la palabra “Amor” estará vinculada con esta experiencia. Por otro lado, supongamos que B vivió una serie de eventos castradores y de sufrimiento con todas sus parejas. Evidentemente B relacionará la palabra “Amor” con sus experiencias personales. Imaginemos ahora que A y B se encuentran y hablan de “Amor”. Aunque se refieren a la misma palabra, los significados variarán inevitablemente de una cabeza a otra. La misma palabra será entendida, procesada y significada de diferentes formas por la cabeza A y por la cabeza B.
Ahora: si sabemos que todos nos sometemos a diferentes experiencias a lo largo de nuestra vida que a su vez están sujetas al lugar donde crecemos y vivimos, a la cultura a la que nos circunscribimos, a las idiosincrasias, etc. y que al mismo tiempo todos estos factores varían de un individuo a otro, entonces; ¿Cómo es que nos comunicamos? Creemos que hablamos sin problemas y que trasmitimos nuestras experiencias a los demás sin ningún inconveniente, pero la verdad es que estamos presos en las celdas de las acepciones que en nuestra cabeza le hemos asignado a las palabras. Estamos muy lejos de entender a lo que el otro se refiere, muy lejos de entender la verdad de las cosas y muy lejos de conocer los hechos verdaderos de la vida. Estamos amarrados al cristal de nuestro lenguaje y al cual además consideramos certero y único. Estamos sujetos a ver el mundo desde una fracción de lo que nuestro deficiente sistema comunicativo nos permite. Hablamos con mucha confianza y nos adueñamos de las palabras como si fueran nuestras y la verdad es que estas, son un arma de doble filo que nos hace y nos hará esclavos de lo subjetivo y de las semi-verdades, pero ¿Será posible llegar a la objetividad de las palabras y a su acepción verdadera? ¿Existirá una acepción verdadera y de ser así será posible comprenderla?
El conocido refrán “depende del cristal con que se mire” ha funcionado como una especie de excusa que los seres humanos han utilizado para no afrontar su propia limitación cognitiva y conformarse con la ínfima parte de la verdad que maneja cada individuo y con la que además este se auto-engaña para no hacer el esfuerzo de entender más allá de las fronteras de su sistema.
Por otra parte existe una limitación con las palabras en sí mismas para comunicar experiencias que no están registradas en nuestro sistema comunicativo. En realidad, ninguna experiencia real puede ser trasmitida por el lenguaje que conocemos. Las palabras siempre mutilarán, limitarán y trastocarán la esencia verdadera de las cosas. Esto es un hecho absolutamente comprobable y con el que se puede experimentar: el contacto de los humanos con los delfines por ejemplo, ha dejado innumerables experiencias y relatos. Todos coinciden en que es algo maravilloso, inolvidable, emocionante, nostálgico, espiritual, pleno, etc. Todos estos son calificativos que resultan de una experiencia pero que de ningún modo reflejar la verdadera esencia del contacto con los delfines. Una persona le podrá contar a otra que tener un hijo es algo hermoso, incomparable, único, pleno, etc, pero esto no le hará vivir a su oyente la experiencia que la misma tuvo. Esto sin contar que cuando la persona que escucha, procese el significado que para esta tengan los calificativos “pleno”, “incomparable”, “hermoso”, etc, la experiencia que está tratando de ser comunicada se perderá casi completamente.
Aunque nos entendemos en un nivel muy superficial y primitivo, aunque acordamos y entendemos que “tomate” es algo de color rojo que se come y que “auto” es un aparato con cuatro ruedas que nos trasporta de un lugar a otro, en el fondo, y aunque lo neguemos en la superficie, todos sabemos que estamos imposibilitados con el lenguaje. El sistema comunicativo que conocemos se limita sólo a lo funcional y a lo básico: se utiliza para dar órdenes, para crear leyes, para construir edificios, ciudades, para tener hijos, para trabajar, en fin, todo lo que le sea útil al sistema en el que vivimos: la matriz. Si nos comunicásemos mas allá de estas fronteras funcionales no hubiesen en el mundo los malos entendidos, los conflictos, las peleas, las guerras y todas las catástrofes y conflictos que provocados por el hombre encuentran su origen en las malformaciones, complicaciones y límites del propio lenguaje.
Sin embargo, existe una forma de traspasar al menos una capa de nuestras celdas cognitivas. Esto es la profundización de las cosas y de las palabras. Por lo general existe un rechazo inconsciente en todos o la mayoría de los seres humanos a profundizar sobre lo que nos rodea. La actitud corriente de la media (el común de las personas) es el de evadir conversaciones que intenten profundizar acerca de las cosas mismas. Por lo general, a ese tipo de conversaciones se les tilda de “demasiado intensas”, “pesadas”, “intelectualoides”, etc. Esto también es un hecho comprobable: basta tratar de profundizar sobre algo con un grupo de gente normal ( normal en su acepción de gente corriente, la generalidad, lo común, la mayoría) y se notará que aunque al principio puede que participen y opinen, buscarán pronto cambiar a un tema más trivial y ligero como camino de escape y evasión a lo que se intenta profundizar. Esto no sólo se observará en las converaciones. Los estilos de vida cotidiano asumen determinadas conductas establecidas por la sociedad, determinadas costumbres y son muy pocos los casos en los que estas son cuestionadas por el individuo. Se da por sentado que hay que comportarse de tal o cual manera y hay que vivir de acuerdo a lo que se establece. Por otra parte, los pocos que la cuestionan lo hacen de un modo reaccionario y se van a los extremos lo cual también imposibilita el acceso a lo verdadero. La mayoría de la gente tiene miedo a profundizar sobre las cosas y esto responde al tedio inconsciente que se tiene a salir de las celdas de nuestro sistema comunicativo y de conocimiento.

Pero ¿Qué significa profundizar?

Tomemos un ejemplo comparativo casi infantil pero muy útil para la comprensión de este concepto.
Supongamos que somos geólogos y que nos proponemos descubrir la esencia de la composición de un tipo de suelo. Imaginemos que comenzamos a excavar en las diferentes capas del mismo. Veremos que cada una de las capas presentan colores, texturas y composiciones distintas a pesar que son parte de una misma cosa: el suelo en cuestión. Supongamos que llegamos al centro o a la primerísimo capa de nuestro objeto de estudio. Aquí encontraremos los componentes esenciales que dieron origen a las diferentes capas hasta llegar a la última. Cada una es diferente de la otra pero todas contendrán en menor o mayor grado los componentes esenciales de la primera capa o al centro que dio origen a las demás.
Esta “excavación” o profundización de la que hablamos requiere el esfuerzo de seguir más y más abajo “en las capas del suelo”. Esto significa que se debe abandonar las primeras capas para concentrarse en las subsiguientes, debe hacerse un esfuerzo por abandonar, aunque sea a modo de experimento, los propios conceptos y ahondar en otros diferentes. Nos daremos cuenta en una primera etapa, que existen muchas capas de suelo o muchos significados. Ninguno de ellos son falsos: así como las capas del suelo, forman parte de un todo. Sin embargo, el único modo de conocer la primerísimo capa o el centro esencial del conocimiento es atravesar por todas las capas que llevan a este. Este, por supuesto es un largo proceso que requiere de esfuerzo, dedicación y renuncia a los propios paradigmas. Cabe mencionar que este es un proceso individual al que no siempre se le llega a través de las palabras. La reflexión oral sirve como un instrumento de reflexión y comparación con otros puntos de vista, nos sirve como “pala” para excavar las diferentes capas, pero, una vez que se ha llegado al centro, tendremos que soltar la “pala” para dedicarnos a comprender la esencia de lo que encontramos en el “fondo del suelo”
Debemos sembrar la voluntad para traspasar nuestras fronteras cognitivas y para esto se hace indispensable convertirnos, a pesar de nosotros mismos, en individuos que profundicen sobre todo los que nos rodea. Esto, mas allá de ser una experiencia retórico-filosófica, ha de ser una tarea de liberación que comprenda el verdadero entendimiento del nuestro mundo interno y del mundo que nos rodea. La superación de la palabra como sistema rígido y esclavizante de las verdaderas cosas es el camino a seguir. No es sin embargo, la abolición de la palabra lo que proponemos. Creemos que es posible redimensionar el lenguaje que conocemos y darle un uso que vaya mucho mas allá de lo útil o funcional. Sólo mediante la superación de los propios paradigmas es posible utilizar la propia palabra y en sí, todo el lenguaje que conocemos pero que aun no utilizamos a plenitud, como medio e instrumento para llegar a las verdades inmutables y esenciales de la vida.

LA CONDENA



Arrinconada en el borde del mundo, a punto de caerme al
infinito
la lucidez casi se asoma y ahora casi me condenan:
la muerte...el precio de saber.

Ahora como pedazos de mundo
Ahora las piedras de la playa son joyas,
Ahora soy rica,
Ahora todo es perfecto.... no lo soporto... todo
es perfecto...
Ahora parece que lo he entendido
Ahora me callo y ando en silencio
Ahora he dejado de hablar: las palabras me estorban

... Lloro: lloro tanto!
Lloro como nadie mas llora en el mundo
Lloro de extrema dicha, condensada, agobiante...
... tengo terror de ser feliz...


Arrinconada en el centro del mundo, he decidido
unirme al resto de la humanidad
la lucidez me ha perturbado y ya no quiero que me
condenen
la cobardía... el miedo a la locura...

23 mar. 2006

"CHOQUE DE MASAS" o "Noticias de Anti-Periodico"



Caracas, 12 de Abril del 2002

Los brazos de Julia se hunden en las mangas de una franela negra con letras blancas en el pecho. Con sus dos manos recoge el último mechón de cabello y lo une en una sola cola tensa y hacia atrás. Se mira unos segundos frente al espejo y después de un momento se despoja de la cadena de oro que le guindaba en el cuello.

Los ojos de Mejías se ven en un trozo de espejo pegado a la pared que sólo muestra la mitad de su rostro. Sus dos manos anudan con fuerza una cinta tricolor alrededor de la frente. Registra en uno de los bolsillos de su pantalón viejo y desteñido y finalmente saca unas monedas de las cuales una ha quedado con la cara de Bolívar boca arriba.

Julia termina de enrollar una gran tela blanca con letras negras en el centro, vuelve la mirada al espejo y comprende que está lista: vestida de negro, con la pancarta en la mano, el celular a un lado de la cintura y una seriedad infinita.

Mejías termina de ponerse una franela roja, coge una bandera entre sus manos y se persigna ante un pequeño altar improvisado que se encuentra en una esquina de la habitación. Está listo: quinientos bolívares en el bolsillo, cinta en la frente , bandera en mano y el odio enredado entre los ojos.

Entre una multitud , Julia extiende su pancarta y canta una canción que no es canción sino una frase repetida que casi tiene melodía. Todos , al igual que ella, visten de negro y en conjunto se desplazan como una espesa masa de petróleo.

Mejías grita con todas sus fuerzas consignas inteligibles que se mezclan con el sonido de los pitos y otros gritos que gritan con la misma euforia. Todos siguen , casi corriendo, casi nadando sobre el fervor de una impetuosa ola de fuego.

Aquella espesa masa de petróleo y la impetuosa ola de fuego se encuentran finalmente; se entremezclan entre chispazos que arden de violencia , se revuelcan, se odian, se matan , suben y bajan como la lava de un volcán. Sudan. Todos sudan . Todos gritan y se empujan. Unos odian a los otros por creer en lo que creen y otros odian a los unos por ser lo que son. Julia grita de un lado y Mejías empuja del otro y allí , sólo allí , cuando los dos se hallaron enfrentados , hubo un segundo , menos de un segundo , un tiempo intangible e indecifrable en donde ambos se miran directo a los ojos, callados , en silencio , como si la vida y la gente se paralizaran durante ese instante y sólo ellos dos pudieran moverse, ver , respirar. Se acercan lentamente , se miden en silencio, se miran completamente. Están cerca , uno frente al otro, contemplándose , parsimoniosos. Con movimientos relentados y sumergidos en un estupor, se funden en un abrazo tibio. Julia llora y Mejía la separa un poco para besarle la frente , besarle los ojos, tomarse sus lágrimas; el negro y el rojo se vuelven , por ese momento , un sólo color...

...el tiempo vuelve y ahora los gritos se confunden con los disparos. Negros y rojos caen como fichas de dominó , unos tras otros , desplomados sobre el suelo. El cuerpo de Julia ha quedado sobre una acera, extendido, boca arriba y hacia el sol. El de Mejías reposa de lado , torcido y empapado de sangre. Los dos, en aquel campo de batalla, lejos el uno de otro , yacen muertos en cada espacio.

Julia y Mejías, allí , frente a los ojos de quienes ignoran que hubo un momento en el que sus colores se hicieron transparentes y sus consignas un sólo canto de patria, un sólo tono inquebrantable...fuerte...unido...

"La Especie mas Avanzada" (Fotografia cortesia de Enio Escauriza)




Somos moscas. Somos moscas que dan zumbidos y que tropiezan entre unas y otras sin ningún sentido. Somos moscas: pululamos. Somos moscas de máquinas, moscas alrededor del muerto, de la comida , moscas ante la fama, moscas zombis ante las ideologías... moscas torpes. Moscas ciegas, moscas creídas. Moscas que sisean salmos entre paredes de vitrales y cruces. Moscas que ruegan dejar de ser moscas podridas: dejar de ser moscas. Moscas que luchan por ser la mas mosca-plástico; la mas mosca de todas. Moscas que matan por ceros de papel verde, por paquetes, por plástico y envolturas: moscas que se matan entre sí sin saber por qué. Moscas enchufadas por cables, moscas dirigidas. Moscas que no usan las alas... moscas torpes... moscas que no vuelan...

"El Simulador"


Mares de verdor que suben
en una ola apacible y tranquila: imponente.

Mares de verdor que amenazan con derramar
sus hojas de huracán sobre la ciudad.

Allá! a lo lejos, pequeña,dominable:
Caracas! allá estás!

He llegado al simulador de la cima del mundo.
He llegado al simulador de la cima de mi vida.
Y aquí estoy: respirando...viva

Henos todos subiendo al simulador del cielo
Henos todos siendo ángeles libres,
siendo ángeles muertos.

Cuna mía! Valle mío!
Cerro mío! Verde mío!

Me abrigas , me abrazas,
me estrujas, me besas.
Me entregas, me empujas,
me aceptas, me estrechas.

Te devuelvo mi risa seca:
mi mente seca, mi cuerpo seco,
mi vida seca.

Permíteme nacer de tí y ser de nuevo

Templo mío! Maravilla mía!
Tierra mía! Ávila mía!

"El Duende"




Él:un personaje fugaz
que pasa por la vida de cualquiera
pero no como cualquiera.

Es ron, es niño,
es volcán y es lluvia.
Es un mes metido en un segundo...
...comprimido.

Él, que disfrazado de adulto
convierte su experiencia
en puro malabarismo
con el que juega y sufre.

Él: el genio, el loco,
el que no es de aquí.
Él ,mate, él, marihuana, él, nube,
él, tiempo, él, espacio.

Un huracán devastador
que intenta ser viento y que no puede:
un cuarto repleto siempre a punto de estallar.

Él,azúcar, miel,dulce...

Un día me senté a verlo
como quien mira a alguien
que es de otra especie,
de otro género.

Y así llegó:revolviendo y desarmando
construyendo y destruyendo
apostando verdades como fichas de Pocker

Ama ansioso...obsesivo...vibra...

Él, el padre
un mendigo
un torpe
un ángel

Un día me senté a verlo
como quien ve a un triunfante de la vida,
a un viajero, a un aventurero,
a un ganador de segundos y de momentos.

...un acento impregnado...un recuerdo...

Parte y deja su estela
amarrada a las muñecas
de quienes conoce

y está allí siempre:
activando pasiones, expirando su humo,
promoviendo la risa, encendiendo cerebros,
enseñando los trucos...como un mago...
...como un duende...

"El Pana Maiky"






Con el tumbao de un Pedro Navaja torcido y la negrura curtida hasta los huesos, viene Maiky caminando por la calle de las luces. A lo lejos, es rugido de un camión de basura; mas de cerca es motor de una moto oxidada, y aquí y de frente, es voz de locutor AM mal sintonizada. Sus palabras se atropellan rápidas, y se repiten y se atropellan rápidas nuevamente. Maiky es el esqueleto de un maniquí quemado que asoma sus formas en la camiseta blanca sucia y los collares de santero. Se acerca a pedir dinero con su voz de trueno que solo auyenta . Maiky va y viene , caminando por la misma calle como alma en pena. Dicen que tiene en el cuerpo la marca de catorce tiros, nueve cortadas de puro intento fallido y el coco fundido en la piedra. Maiky no tiene hambre, no tiene sed; él quiere piedra. Cuando le preguntan qué quiere de cumpleaños Maiky cierra los ojos y alucina con una piedra gigante envuelta en un lazo dorado . Luego los abre si le das unas monedas , y te canta una guaracha como rocola de tasca mugre. Maiky quiere morirse pero no puede; él no está vivo. Lo que ve la gente (y no lo saben; lo terrible es que no lo saben) es a un espíritu penante y maldito que ha quedado preso en la misma calle. Lo que ven es la sombra de lo que se quiso y no se pudo.
Un humo, un aire podrido, un loco fingido o un diluvio negro o el bicho de la cuadra o el pana Maiky.

"UN DIA EN LA PELUQUERIA"



Yo ahí; en medio de aquello, viéndolo todo como bicho raro que sale de los suburbios por vez primera, como si alguien me hubiese recogido de la calle mugrienta y sucia para transformarme en “eso” que ahora soy MI y soy YO. Las miro con mirada que para mí es de curiosidad y que para ellas ha de ser de desprecio. Pasan una lista con los nombres de las que allí están y cada una ,en su turno, se levanta y confiesa lo que ha comido en el día como en un grito de escuadrón o en un “¡presente!” escolar. Las que comen menos se vuelven las consejeras y las que comen mas se vuelven las enfermas y así, unas atienden a las otras. El salón es blanco y está dividido en extraños cubículos de atención: hacia un lado, hay un carrito con miles de frasquitos de colores que las de bata blanca usan para recompensar a las que cuentan la vida de otros como se recompensa a las focas después de hacer una pirueta. Del otro lado, como en un acto de penitencia, una mujer le jala el pelo a otra con un aparato negro que castiga y echa humos por la boca y mas acá (porque es acá donde estoy YO y estoy MI) la de blanca me exprime la cabeza para sacarme las ideas de loca y callejera. Me resisto, pero luego me anestesian los sesos y quedo a merced de quien me condena: no pienso. Con un menjurje de color me trasplantan una cabeza nueva con ideas limpias y perfectas y entonces comienzo a escuchar sus voces de espejo. Desde el cubículo de los frasquitos de colores ,una de las clientas , a quien le ponen manchitas rojas en los pies, me sonríe compasiva como diciéndome que todo va a estar bien , que ya ella ha pasado por todo esto. Y es entonces cuando mi garganta se vuelve seca y mis manos se retuercen catatónicas y pasmadas : “eso” que ahora soy YO me sonríe benevolente desde ese otro mundo que sólo se ve en los espejos. Actúo con naturalidad, como si aquello fuese cosa de todos los días, caminando como si caminara en un terreno firme que me hace segura de mí misma... MÍ me alejo de YO lentamente, sin compasión, sin lástima de dejarme ahí , presa eternamente con otras que como yo, han quedado con las manos retorcidas y pasmadas... MÍ pago la cuenta a la cajera y YO quedo aquí castigada sin saber por qué. MÍ me deja y vive esa vida que se vive afuera. YO, como las que están aquí atrapadas, me quedo a vivir la vida eterna de los espejos...